domingo, 27 de febrero de 2011

Aquel 27 de febrero...


La última vez que vi la hora, eran las 3:15... estaba apagando el pc después de haber trabajado, pero no a conciencia... había pasado la tarde con mis amigas, ya ni siquiera recuerdo lo que celebrábamos, pero terminamos en uno de nuestros puntos de encuentro claves... el Starbucks que queda cerca de mi casa...

Por algún motivo no podía dormirme, estaba agotada... pero me daba vueltas y vueltas... simplemente, no podía... de repente... la cama comenzó a moverse muy fuerte... al comienzo no reaccioné... siempre hay temblores... pero breves, sólo remezones... a los 10 segundos estaba intentando salir, porque no paraba... dormía al lado de la ventana y el movimiento ya era demasiado fuerte... pero tú no despertabas... creo que incluso te di algún combo, a lo más boxeadora, jajaja... la verdad, el movimiento no me daba miedo... lo que me daba miedo era que fuera a quebrarse la ventana y me cayera el vidrio encima...

Corrí a la puerta y la mantuve abierta para que no se trabara y pudiéramos salir cuando el tierra dejara de moverse... una vez que llegaste a mi lado, fui a cerrar todas las cortinas para que no nos explotaran los vidrios y volví a la pieza para buscar ropa y no salir en pijama a la calle... mientras tanto, sentía cómo caían los muebles no en mi departamento, sino en los otros... sentía cómo se quebraba la loza de la vecina... sentía los gritos de los niños... apenas salí de la pieza, el mueble que acababa de comprar cayó sobre la puerta... no sé cómo no me di cuenta de que podía caerse... si me hubiera dado cuenta, yo misma lo habría botado sobre la cama para evitar tener que romper la puerta y el mueble después...

Ya había pasado más de 1 minuto y parecía que el movimiento era cada vez más fuerte... recuerdo que en ese momento te dije "esto no es un temblor... esto es un terremoto"... y no paraba...

Siguió corriendo el tiempo y el movimiento seguía tan fuerte como al comienzo... hasta que empecé a pensar que el edificio no resistiría mucho más... me senté en el suelo... y me entregué... creo que nunca voy a poder explicar con palabras lo que sentí... fue algo tan hermoso... una conexión espiritual tan profunda... nunca en la vida sentí tanta paz como en esos momentos... tranquilidad... conformidad... relajo... la sensación más hermosa que he tenido en la vida, sin duda alguna...

Y de repente, tan rápido como llegó, se fue... fueron 3 minutos... o más de 3, realmente no lo recuerdo... simplemente, parecieron una eternidad... mientras tú intentabas entrar a la pieza, yo revisaba el departamento... no sabía si iba a poder volver, así que debía hacerlo... los baños inundados porque el agua se salió de los excusados a pesar de que la tapa estaba abajo... incluso recuerdo que me reí porque el piso y mis pies quedaron teñidos de azul... las ventanas se abrieron todas, por eso no se quebraron los vidrios... en la cocina, y como ley de Murphy, una sartén con aceite se había dado vuelta... en fin, sólo detalles... salvo por ese mueble y la enorme grieta que hasta el día de hoy no he reparado y que es mi recuerdo gráfico de lo que me sucedió (no es una muralla "importante" y el dueño del departamento no me ha dado el dinero para repararla), nada más había pasado... sólo logré dimensionar lo que había pasado cuando estaba en la calle y escuché "fue 8.8 en Concepción y 8.3 en Santiago"...

Tardé 2 horas en comunicarme con mi familia, los desperté... ellos no sintieron nada... sólo tuve 1 moneda y 1 minuto para decirle a mi padre "estoy bien, el departamento está bien, pero hubo un terremoto... comuníquense con el resto de la familia y no se preocupen por mí"... a las 6am pude hablar bien con mi madre... contarle todo... y dejarla muy tranquila... tengo la suerte de vivir en un barrio estratégico y los servicios básicos volvieron muy rápido, pero por seguridad tú no me dejaste volver a mi departamento y me llevaste a tu casa... luego de un par de días, cuando regresé, comencé a buscar a mis amigos... viví 5 hermosos años en Concepción y la angustia por todos mis conocidos me provocó más de un ataque de llanto durante las dos semanas siguientes... gracias a Dios, estaban todos bien... fui muy afortunada... no perdí a nadie.

Como chilena, estaba demasiado mentalizada para que sucediera algo así... es perfectamente normal que un chileno viva al menos un terremoto en su vida... sabía que hacer y por lo mismo, mantener la calma fue fácil... en ningún momento sentí miedo... ahora... son exactamente las 3:34 am... y me es imposible contener las lágrimas... es imposible olvidar esos momentos... en mi vida, el terremoto fue más que un desastre natural... significó un antes y un después... un renacer... un aprender a vivir y un disfrutar a concho cada experiencia y cada momento de la vida... y a pesar de todo, agradezco que haya ocurrido... porque su impacto me cambió para siempre y definitivamente me convirtió en una mejor persona...

1 comentario:

  1. Qué cruda historia , que real, la naturaleza no nos da aviso, que va!
    Pero me puso la piel de gallina en el momento que ralatas que te sentaste en el piso y te llenaste de serenidad, te entregaste... impresionante.
    Te dejo un abrazo en este aniversario de tu renacer,
    Mabel

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