miércoles, 5 de enero de 2011

Qué color me aplico hoy?

Siempre envidié las uñas de mi abuela. Desde que tengo uso de razón la recuerdo con sus uñas largas y pintadas hermosamente con esmaltes en tonalidades rojas. Casi como de comercial de TV.

Pero yo... mmm... dejo bastante que desear. Comencé a comerme las uñas cuando estaba en el liceo, ya no recuerdo ni siquiera por qué. Supongo que debe haber sido de nervios normales de la adolescencia. Cuando entré a la universidad seguí con mi súper hábito, pero ahí logré darme cuenta de varias cosas. Una de ellas fue que sólo me comía las uñas entre marzo y diciembre. En las vacaciones ni siquiera me acordaba! También me di cuenta de que muchas veces me pillaba comiéndome las uñas por flojera y ocio! Mi mal hábito había llegado a tal punto que a veces usaba el hábito como excusa, diciendo que tenía las uñas muy largas, que debía cortarlas y que no tenía un cortaúñas cerca (pfff...).

Lo probé todo... desde ají en los dedos, hasta distraerme con otras actividades y por supuesto colocarme esos tratamientos en esmalte que tienen "mal sabor" (y lo coloco entre comillas porque nunca tuvieron mal sabor para mí)... pero nada (a todo esto, buscando soluciones en Internet descubrí que la afección se llama Onicofagia... todos los días se aprende algo nuevo).

Ahora de adulta me doy cuenta de que adquirí otra costumbre... puedo dejar crecer mis uñas sin problemas hasta cierto punto... pero no puedo evitar comerme los dedos pulgares!! Normalmente tengo un dedo "de turno" que no logro dejar en paz hasta que ya los dolores en el dedo me hacen detenerme.

Finalmente, creo que di con la solución. No sé si será la única, pero sí es la que más me acomoda. Me di cuenta de que el único momento en que no me como las uñas es cuando me las pinto. Por algún motivo ver que podría arruinarse el esmalte de uñas me hace desistir de atentar contra ellas. No planeo hacerme manicure ni nada por el estilo... simplemente pintarlas una vez por semana... y para comenzar, creo que optaré por el negro... quiero dejar mis uñas completamente ocultas para llevarme una sorpresa la próxima semana y ver que ha valido la pena.

Sé que no puedo optar a tener las largas uñas de mi abuela porque me molestarían mucho en mi trabajo... pero sí sé que estoy a tiempo de rescatarlas de todas las masacres que han sufrido en los últimos 15 años y hacer que finalmente luzcan todo lo bellas que siempre debieron haber lucido.

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